Laureles







Colosales aullidos escuchandose en el firmamento , anuncian la llegada de los engranes que tocan el suelo, buques consumiendo el acecho mientras el filo en su caída rompe el suelo; augurio inevitable marca la llegada de la muerte que envuelve miles de vida en el eterno sueño, pero abrir los ojos un declive incontrolable rompe sus piernas entre los estallidos cortan su vuelo, cadáver lúgubre que el honor demarca su camino hacia las estrellas, rompe el cielo partiendo en dos los destellos alzando sus cuerpos mientras los observan los cuerpos; allí en la gran mesa los esperan los dioses coronando con fuego, las cenizas les otorgan un poema que se baña en sus más profundas ilusiones que entre el barro se convirtieron en hierro.


Joven iniciado nacido entre los laureles de la victoria... entre los ancestros que blandieron espadas, entre las valkirias que observan desde lo alto para llevarlo a su morada; joven guerrero que su rifle carga con el honor de una misma llamada, el clamor de su madre enhebrando los hilos del destino haciendo de su honor su dulce estrofa alzada; estupor absoluto al ver el rostro de los heraldos, marcar la pista invicta hacia el enemigo, se engrandecen los suelos, absolviendo las fronteras, se traza el destino hacia un atardecer infinito, hacia un punto de no retorno de donde sucumbe la lealtad hacia lo más valioso y de donde culmina todo sueño infinito, pero suplíca hacia las mareas y las tormentas que no fatiguen ni decaigan las almas que cruzan los valles de la muerte, y que su absolución sea eterna por la firmeza que fue condecorada por el elixir de la batalla eterna, y la luna que es salvajemente comida por el lobo qie aúlla a los mil vientos para que el sol no la abandone; eclipsante rugido de donde brota la sangre, el misterio más grande que la humanidad conserva preservando las eras dando vida a sus recuerdos mas memorables, promete fijar su estandarte hasta el fin de la tormenta, allí en lo mas profundo de un corazón consagrado que resuena sin grietas.

No abandones ni decaigas aun en la tierra que protegen los cuerpos de tus ancestros, serás condecorado con el poderoso vigor de la lucha en todos sus tiempos y que los besos de la calma fluyendo con su enorme brisa, dejen correr el tiempo en los valles de tristeza esparciendo su decadencia en este frio invierno, pero en las luces de una explosión marchita, abundara la fuerza para seguir viviendo, afrontando las más grandes tempestades haciendo vibrar los volcanes del fuego interno, disparan hacia el viento sin ningún remordimiento, tropezando contra las trincheras sin capitular van embistiendo; titanes cabalgando entre las sombras el humo y el hedor que se va esparciendo, una luz empobrecida que se apaga entre los cuerpos que van cayendo... no habrá más honra en este mundo que la libertad vestida con una antorcha invencible augurando los buenos momentos, doradas vistas en tierras lejanas de olímpicos héroes triunfantes y jinetes hábiles de guarniciones perpetuas que ni la mas grave guerra se llevó sus banderas ni sus armaduras flaquearon en momentos de penumbra.

Así se escriben papiros infames entre versos de ninfas contando tragedia tras tragedia y una valerosa historia donde niños que corrieron en parques , en parques se escondieron ya cuando fueron grandes; crujieron sus dientes mientras apuntaban de frente y un sol opaco iluminaba sus cascos hasta poder levantar sus frentes, pisando con firmeza la ausencia en este insípido pasaje andante, marchan las legiones a su cruel destino pero con sus huellas imborrables donde caminarán los nuevos infantes.

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